jueves, 19 de febrero de 2009

"Se dice siempre que uno muere dos veces: una primera vez, y una segunda cuando alguien encuentra una fotografía tuya y ya no sabe quién eres."

















Hoy vengo con un artista que ya había mencionado anteriormente en uno de los post, el francés Christian Boltansky, artista muy admirado por mi parte, por la intensidad, silencio, sensibilidad y recojimiento de sus obras.

Boltansky trabaja con materiales tan cotidianos como la luz, cajas, sábanas, ropa, sombras y sobre todo fotografías de desconocidos, desaparecidos o fallecidos. El sentimiento del recuerdo está inmerso en cada una de sus piezas, trasformando el paso del tiempo que han condenado al olvido a los sujetos de dichas imágenes. Boltansky rescata del olvido asesinados en el Holocausto o sencillamente personas anónimas que ya sólo existen (y ya de manera unicamente visual) gracias a la fotografía.

Pienso que una de las razones por las cuales utilizo la luz es porque ésta es una imagen de la vida y puede extinguirse a cada instante. La vida es muy frágil, es como una vela, es nada; tú tienes algo que es la vida y esa cosa puede en cualquier momento desaparecer, constantemente. Boltansky

Mezclando la religión, lo autobiográfico y lo pasado, el artista construye un ambiente íntimo y silencioso pero tan ruidoso en su intensidad, que hace que todas sus piezas se conviertan en una especie de altar o reliquia religiosa-personal.
Mediante ropa usada y abandonada Boltansky nos habla de la ausencia y presencia, de las personas que una vez habitaron en esas prendas.

Lo que Boltansky me enseña e inspira (y por ello esta admiración que tengo hacia su trabajo) es en que pienso en las ropas usadas de sus piezas como si fueran fotografías. Al igual que una prenda de vestir, un fotografía fue habitada, fue conservada y posteriormente abandonada, existiendo solo visualmente para los otros, de manera anónima, pues como bien dice el propio Boltansky sólo dejamos de existir verdaderamente cuando ya nadie nos reconoce ni siquiera en una fotografía, cuando ya nadie nos recuerde entonces estaremos verdaderamente muertos.

Aquí dejo unos pequeños fragmentos de una entrevista realizada al artista en el que habla un poco sobre diferentes aspectos del arte y el artista, me parecen que son muy muy interesantes sus palabras:

De hecho, soy un artista, y lo que hago es arte, pero para mí la reacción del espectador debe ir más allá del hecho de que está frente a una obra de arte. Debe olvidar que está frente a una obra de arte y tiene que tener emociones que están más próximas a la vida. El problema de un artista, por ejemplo, si yo me pongo a llorar ahora, Ud. se va a emocionar y se va a preocupar, y tal vez se pregunte ¿Qué le está pasando? ¿Por qué llora? ¿Qué se puede hacer? Si estoy haciendo teatro, va a decir que soy un actor malo y no va a sentir emoción. Entonces la vida tiene mucha más emoción que el arte. Por eso, lo que intento hacer es que la gente se olvide que es arte y piense que es vida. Para dar esta impresión de vida. Para dar esta impresión de vida me sirvo de medios artificiales, del arte; no es la realidad, hago teatro; trato de que el espectador en ese momento olvide que está en un museo.

Boltansky y su concepción del significado de ser artista:

Tal vez el hecho de ser un artista sea una manera de luchar contra la muerte. Es una manera que no funciona. Es un fracaso. Cada vez que uno lucha contra la muerte, pierde. Es también un deseo de luchar contra la propia muerte. Cuando uno es artista, esto responde a un deseo de luchar contra la muerte. Al mismo tiempo, cuando más artista es uno, más deviene en su obra. Francis Bacon se parecía a un Francis Bacon. Siempre digo, como una broma, que Giacometti se parecía a un Giacometti. Físicamente, yo me parezco a una caja de galletas. Mientras más trabaja uno, más adquiere existencia. Uno se vuelve su obra, y tal vez esto sea un deseo de no morir, pues uno mismo ya no tiene existencia, sólo es su obra. Uno no es sino su obra.
Creo que el arte es, con frecuencia, un deseo de luchar contra la muerte, y por eso siempre pierde. El arte es perdedor. Es el mismo problema, por ejemplo, en los museos. Si pongo este yesquero en un museo, se le va a preservar, lo pondré en una vitrina, pero ya no será más un yesquero. Porque ¿qué es un yesquero? Es esto. Entonces, cuando algo se preserva, se mata, desde el mismo momento en que uno lo preserva, lo mata.

Boltansky y la enseñanza del arte:

Soy bien malo como profesor. Todos los estudiantes huyen de mí. Se quedan solamente los asiáticos, quizás porque no entienden el francés. Todos los que me entienden se van. Creo que a pesar de esto, de hecho me intereso en la transmisión. La primera cosa que digo cuando llego es «Uds. no tienen nada que aprender y yo no tengo nada que enseñarles». La segunda cosa que les digo es «lo que Uds. tienen que hacer es esperar y esperar.» Y esas son cosas que no son muy optimistas. Creo que no hay nada que enseñar en arte, ni siquiera hay que trabajar, hay que esperar el día en que uno va a poder entender. Hay que esperar ese momento. No enseño nada. Lo importante más bien es estar disponible para la historia. Entonces, bueno, que ellos esperen. Tienen que esperar a saber lo que deben ser, saber comprenderse, aceptarse… no hay ninguna técnica, no hay ninguna regla a enseñar, nada, no hay nada.


Para los interesados les recomiendo la lectura de la entrevista completa en este enlace:

http://www.analitica.com/bitblioteca/mer/boltanski.asp

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